miércoles, 13 de septiembre de 2017

Mario dedica su vida a cocinar por el mundo

Nacido en el seno familiar de una familia de clase media del barrio de Monte Castro, Mario Avellone tenía dos cosas en la cabeza para su futuro: ser jugador de fútbol o cocinero profesional. Según afirma, antes de inclinarse definitivamente por la cocina,  estuvo de paso en varios equipos de la zona y jugó con jóvenes que luego serían figuras de primer mundo.
“Realmente era bueno jugando a la pelota, pero a los quince años me rompí los ligamentos y eso hizo que abandone antes de lo esperado. Tuve la suerte de jugar en Argentinos con Redondo y el negro Caseres, también en Velez con Simeone y pasé por All Boys”

El hombre de 48 años aprendió casi todo lo importante de su vida en una cocina y su infancia fue muy importante en esto. “Nací en la rotisería de mis viejos, llamada San Cayetano, ahí desde muy chico ayudaba cortando papas, zanahorias o el pollo en cuatro” afirma Mario.
Desde los diecisiete años trabaja en distintos puestos gastronómicos y con el paso del tiempo consiguió un apodo que le sienta cómodo e identifica. Se autodenomina “El Cartonero Gastronómico” por su facilidad para tomar trabajos que ningún otro chef tomaría y -sobre todo- por agarrar lo que para otro ya no sirve.
“El apodo nadie lo inventó, solamente se fue dando con los laburos que fui haciendo. Cuando tuve la posibilidad de conocer Lituania, éramos varios los preseleccionados pero finalmente nadie aceptó el trabajo y fui yo”
Siempre supo cocinar, gracias a su madre que también tenía mañas -y muchas- en la cocina. Los mejores platos que comió los disfrutó en su mesa familiar y los sobresalientes que preparó, también. Mario tenía una habilidad innata en cuanto a los alimentos, pero recién finalizó sus estudios en la Asociación Mundial de Sociedades de Cheff en el 2000
“Para mi familia siempre fue imposible de soñar con conocer grandes países del mundo y yo tuve la suerte de rendir el examen final en Miami, lo que fue un orgullo para mi familia y sobre todo para mi vieja”
Después de recibirse como cocinero profesional, viajó por el mundo a más de diez países, lo que hizo que aprendiera inglés, francés y lituano. En esos éxodos su madre Jovita lo extrañaba mucho y no sabía realmente a que aventura se iba a sumergir Mario, lo que al joven le dio una idea que sigue manteniendo hasta la actualidad
“Ella siempre quería saber que hacía y por eso comencé a grabar videos para mostrar todo lo que hacía en diferentes puntos del mundo, pero lamentablemente ella falleció tiempo después del arranque. Dejé de hacerlo, estaba muy triste por la pérdida pero llegó mi amigo Martín Castellano y me dijo una realidad: mi vieja me quiere seguir mirando desde arriba, así que no voy a parar de realizar videos”
Hoy en día tiene tres trabajos en relación a la cocina: es profesor, cocinero y supervisor en diferentes Institutos y empresas. En sus videos, según afirma, solo trata de divertirse, no de obtener algo comercial, pero gracias a hacerlo obtuvo la llamada de muchos lugares para mostrar como se vive ahí. Tiene distintos objetivos de cara al mediano plazo y lugares en los que le gustaría poder trabajar, entre los que se destacan “el comedor de la cárcel es algo que me llama la atención, cocinar en el ejército me gustaría y también tengo propuestas para ir a Uruguay a cocinar con cannabis medicinal”
Mario, orgulloso de todo lo que sembró en el camino, afirma que prefiere cocinar para un hogar de niños carenciados que para una gran empresa multinacional. Si bien tuvo la oportunidad de cocinarle lomo -ya que no come asado- a Mauricio Macri, la semana pasada asistió al Taller Protegido Crecer, donde cocino para los chicos que lo necesitan, les doy charlas y enseño a cocinar para que después vendan la comida.
Cumplió la meta que más le importó y la que el destino no sacó de improvisto de su vida: ser cocinero profesional
Además de esto recorrió el mundo haciendo lo que le gusta y grabándolo para su persona preferida, que si bien ya no está, mira siempre lo que hace su hijo desde otro lugar. 



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