viernes, 29 de julio de 2016

Un amor que sabe donde va (y de donde vino).

Una historia de amor surgió en el momento y en el lugar menos esperado (pero soñado por ambos)

Los dos enamorados ya tenían un amor en el que coincidían y con el cual las bocas de ambos sonreían al mismo tiempo: Godoy Cruz. Ahí en una tribuna de tantas en las que coincidieron viendo al Tomba, sus ojos se cruzaron y su camino también. Hace mas de tres años que tuvieron el primer flechazo y toda historia de amor tiene sueños y también locuras




La primera, vivir juntos a los pocos meses de haberse conocido, la otra recorrer el mundo. 

“El sueño nació por Flavia, los abuelos de ella se jubilaron y luego de comprar una combi furgon brasilera recorrieron distintos países de América vendiendo libros con la ayuda de una editorial” 

Y fue precisamente esa combi la primera que buscaron para comenzar la travesía. “la tuvo mi viejo mucho tiempo y me pico el bichito. La buscamos por todos lados y la encontramos... pero nos dijeron que no funcionaba mas” cuenta la jóven. Muchas veces las caídas nos hacen mas fuertes y las crisis son momentos de enseñanza y en esta historia paso lo mismo: decidieron buscar su propia camioneta


 “Encontramos a Lola en Mar del Plata y lo mas loco de todo es que tenía la patente muy similar a la de mi abuelo (coincidía la primera letra y los tres números)" 

Comenta Flavia recordando a los que sembraron la semilla viajera en su cuerpo. 


 “¿Qué tuvimos que hacer para equiparla? Ponerle fichas, meses de trabajo y dinero. Dejamos el loft que alquilabamos y vendimos todas nuestras cosas materiales”

 Pero esta historia de amor no es solo un vinculo afectivo y por cuadro de futbol, sino mucho mejor: ambos dos trabajaban en rubros gastronómicos cuando aún vivian en buenos aires y por eso se animaron a llevar su cocina y su comida por el mundo





 “No tenemos una carta con cosas que hacemos todo el tiempo, vamos haciendo comida depende al lugar donde estamos, queremos apreciar primero la calidad de la materia prima en su máxima expresión e intercambiar culturas gastronómicas”. 

Y ahí arrancaron, con Alaska como fin y Mendoza como medio necesario: “No podíamos no arrancar el viaje en Mendoza, fuimos y vimos el ultimo partido del Tomba de local en el torneo con muchos amigos” cuenta Meme, con sus rastas y su sonrisa de siempre. Pero no todo sería sonrisas, caños y lujos en la vida de estos jóvenes: 


“Arranco medio mal el viaje y al segundo día en Mendoza se nos rompe el motor: estuvimos 3 meses y medio con la Combi sin motor, parados al lado de una verduleria en Villstuelinos (un pueblo pequeño) y aprendimos a sobrevivir el día a día cosechando, poniendo techos haciendo mudanzas, sacando un puestito y vender artesanías, comidas”.

Fueron cuatro familias los que ayudaron a los jóvenes a seguir su destino pero más piedras se les cruzaron en el camino: dos robos en dos meses, pero que no significa mucho. “queda el miedo, pero vamos dispuesto a todo, nuestra frase es que si se puede soñar se puede hacer y si se hace con amor mucho mas” 

 Y ahí van, con su amor como bandera y la sonrisa de siempre.

 Antes de subirse rumbo a su segunda parada (San Juan) dejan una frase: “al Tomba lo vamos a ver y seguir siempre, con una televisión, una radio, un diario o como sea. No nos separaba la distancia estando en Buenos Aires, no nos va a separar en Alaska” 


Y si, para que un amor sepa a donde va... tiene que saber de donde vino.