viernes, 22 de enero de 2016

"Solo podría ser preparador físico" Alejandro Frega

Algo relacionado al futbol mencionaba Alejandro cuando le preguntaban que iba a estudiar. Tenía muchas posibles jugadas dentro de esa área: psicología deportiva, medicina, kinesiología o mismo jugador. Diez años antes, cuando ese joven no pasaba los ocho de edad, ya tenía en claro lo que quería, ser preparador físico. Hoy, cincuenta años después de haberlo soñado y cuarenta de haberlo elegido, Alejandro Frega no duda: “¿Si no fuera preparador físico? Seria preparador físico”.




Criado en un ambiente futbolero, comenzó desde muy pequeño a mamar la cocina del futbol. Con familia genovesa y domingos en La Bombonera no tardo mucho su corazón en latir por esa pasión que todo pibe argentino sintió al menos una vez. Desde afuera, en la popular, encontró el juego. Intentando ser parte y quedando cerca del futbol profesional entendió que no todo sería tan fácil. 

“El futbol es mi pasión....mi elemento (…) como dice Ken Robinson el elemento es la plenitud, la felicidad, la completud: eso es el futbol en mi” dispara con una sonrisa Alejandro, hoy más maduro y con la remera de Quilmes, club de su ciudad donde trabaja actualmente. 

Admite que se preparó, que estudió y que hizo todo lo necesario para cumplir el sueño de ser preparador físico, pero afirma que sin la pasión, no hubiera llegado a ningún lado. “Es esencial saber lo que uno busca, yo siempre tuve un lema: soy formador de jugadores de futbol, no otra cosa” menciona mientras su pierna diestra acaricia una pelota número cinco.  “¿Esto? Es lo primordial, no sirve de nada preparar físicamente a un jugador y que se olvide de la pelota, es el arma del juego” repite una y otra vez, mostrando que al futbol no se puede jugar sin la pelota.

Ese lema lo acompañó desde Argentino de Quilmes a Juan Aurich, pasando por Huracán, River y la selección de Peru. “Mi mejor experiencia fue en la selección Peruana. Le tengo que agradecer a Fredy Ternero, que siempre confió en mi sin conocerme y me trato perfectamente, me abrió las puertas de Perú y pude hacer lo que más sabia: preparar jugadores”. 

Tuvo la posibilidad de trabajar con Angel Cappa en aquel equipo memorable donde los jugadores no tenían la pelota en los pies dado que esta estaba constantemente en movimiento dentro de ellos. Los angeles de Cappa. Con Angel entendí que no había forma de preparar sin la pelota. El mejor de todos, Pastore, me decía que no quería correr tanto y jugaba con el balón ¿Qué le puedo decir? Se trata de eso también”. El subcampeonato que quedara en la mente de todos los hinchas quemeros, también quedo impregnado en la cabeza de Alejandro: “Ese campeonato era nuestro, todos lo saben” comenta con una voz triste y rápidamente termina el tema.

El momento más feliz de su vida fue cuando su amigo Jota Jota Lopez lo llamo para ir a River, pero también allí tuvo el instante más triste de su carrera. No fue fácil para este profesor de educación física y licenciado en alto rendimiento deportivo sacarse la espina de haber descendido.

“Fue lo más feo que me paso, nosotros hicimos todos los meritos suficientes, pero hay gente que hizo las cosas muy mal… por eso River se fue a la B” concluyó. 

Hoy, sigue teniendo la misma felicidad de aquel niño de 18 años que empezó a estudiar Educación Física en el Instituto Nacional de educación física cuando ve una pelota rodar. Con la misma pasión que aquel niño de siete años que soñaba con este presente y con la pelota bajo el pie, como aquel adolescente que –como todos- quiso ser futbolista. Eso es hoy Alejando, el preparador físico que siempre soñó, con la pasión que siempre lo encadeno al futbol y la pelota como elemento más preciado.