
El primer recuerdo que tiene con el rugby es con Regatas, cuando jugando en el colegio San Andrés tuvo su tarde soñada: “Convertí ocho trys y nunca más me alejé de esto. Tengo que agradecerle siempre a mis amigos y a mi casa: el club Regatas de Bella Vista”. En el 2005 cuando todavía faltaban más de ocho años para ver el rugby desde otro lado tuvo su momento de mayor felicidad como jugador al salir campeón contra Banco Nación en juveniles.
“Regatas es todo en mi vida: significa mis amigos, mi barrio... al fin y al cabo mi vida”

Cuando era todavía muy chico tuvo la suerte de ver triunfar a su padre en el mítico Milenium Stadium donde se enfrentaron Gales y Francia (54-10). Ese día el arbitraje argentino hizo historia dado que Pablo De Luca (padre) fue el primer árbitro en dirigir ese legendario torneo. “Me acuerdo lo que era el estadio, una belleza, no lo podía creer. Todavía me acuerdo que aprovechamos para ver a la Selección de fútbol cuando empató 1-1 allá con gol de Cruz” recuerda entre sonrisas un Pali, ya no tan niño.
“Mi viejo es el mejor árbitro del país y tuve la suerte de tenerlo siempre cerca. El deporte nos une”

“Salir del país significa extrañar a los míos y sumar experiencia”
El joven que ya dirigió distintos torneos internacionales como el World Rugby Championship Trophy cree que el arbitraje esta creciendo mucho en el país y que él esta alcanzando poco a poco su mejor nivel. Afirma con una sonrisa que “es un buen momento para lograr distintas metas, tengo mucha confianza y seguridad par seguir trabajando”.
Tiene una frase que lo caracteriza: “De cagón nunca” y fue algo que lo acompañó toda su vida, al igual que sus amigos, familia y el rugby. Tuvo la oportunidad de ir a distintos países a dirigir gracias a su nivel arbitral pero destaca “el primer viaje a Kenya” donde viajó con el equipo de seven argentino y en el estadio había más de veinte mil personas.
Hoy ya con torneos como el American Pacific Challenge y Circuito de Seven etapa las Vegas Vancouver vuelve a pensar cuando todavía era un chico y – aunque le agarran ganas de jugar cuando ve a sus amigos de toda la vida- escuchó al mejor árbitro de todos y ahí esta ahora haciendo su propio camino con los consejos de su padre.
De tal palo, no podía salir otra astilla.