Más de quince años atrás Sebastián Dechamps no imaginaba
poder representar a su país en juveniles y mucho menos poder vestir la camiseta
argentina en la selección mayor, el solamente quería jugar al handball junto
con sus amigos. Criado en el seno de una familia quilmeña pasó su infancia en
el colegio Sagrado Corazón de Jesus donde conoció a todos sus amigos, quienes
comenzaron a practicar este deporte a los ocho años con él. "Todos los
hermanos más grandes de mis amigos jugaban y como todos... queríamos seguirlos"
dice el joven de 23 años.
Si bien sabe que su familia es su casa, no puede evitar
emocionarse cuando habla de su segundo hogar: el Alemán de Quilmes, donde
conoció este amor tan puro que lo sigue acompañando. En juveniles deslumbró con
su capacidad en los mundiales y Juegos Panamericanos, lo que le significó una
oportunidad para entrenar en la Selección mayor.
"Fue un proceso de un año y medio donde aprendí mucho del juego y también como persona, vivir un Mundial es lo máximo que le puede tocar a un deportista... fue uno de los sueños que cumplí"
Siendo modesto y humilde como siempre afirma sin miedo:
"En cuanto a mi juego, lo mejor que tengo es la defensa, marcar de
avanzado es mi fuerte", pero no se olvida de la otra parte y sabe que debe
mejorar algunos aspectos ofensivos. El mejor jugador de la historia del
Handball Argentino, Eric Gull, hace tiempo me dijo que el futuro de Sebastían
sería tremendo y el joven no puede evitar emocionarse con las palabras
de su ídolo: "Que el Flaco diga algo así de mi me llena de orgullo, es una
emoción. Aprendí mucho y sigo aprendiendo de él, soy un agradecido de tenerlo
tan cerca"
Si bien el juego y el papel de Argentina en el mundial no
fue de lo mejor, Sebastian tuvo la chance de anotar su primer gol a los pocos
segundos de debutar y cuando lo piensa con tiempo los ojos se le inundan.
"En el momento no lo pensé, tenía que volver rápido para defender, pero es algo muy satisfactorio que no se te borra nunca más de la cabeza"
Palabras como humildad, sacrificio y esfuerzo describen a la
perfección a este gran jugador de balonmano. No sabe que será de su futuro, si
se irá en algún momento a Europa para poder seguir creciendo pero lo importante
es que nunca olvida lo que es y gracias a quien: "Mi familia me apoyó
siempre, en todo. Y que mis amigos con los que empecé se hayan emocionado con
mi participación en el Mundial es lo máximo, esto también es de ellos".
Ni bien llegó del Mundial se fundió en un cálido abrazo
junto con sus amigos de toda la vida, con los mismos que hace quince años atrás
comenzó a vivir un sueño que cada día es más real.